miércoles, 1 de julio de 2015

Introducción.

Introducción

Cuentan que hace ya mucho tiempo, los dioses brotaron en la existencia gracias al poder de los diferentes deseos de los seres vivos, el deseo de que algo superior a ellos mismos existiera, algo a lo que le pudieran encomendar sus diferentes pesares o aspiraciones, algo a lo que pudieran seguir, y algo que los pudiera guiar. Sin embargo hubo dos entes que sobresalieron de los demás en poder y liderazgo, más tarde conocidas como “Las Diosas de la Creación”, las cuales nacieron de la carga elemental concentrada de luz y oscuridad. Una, siendo completamente pura en bondad, justicia y juicio se le nombró “Luxatt”, y la otra, siendo completamente pura en frialdad, belleza y pensamiento, se le nombró “Ténelam”, y a pesar de que una admiraba y deseaba a la otra, jamás pudieron acercarse. Un día, ambas conocieron el secreto que unía a todos los planos, y acercándose a este artefacto milenario y misterioso, pudieron tener contacto directo la una con la otra, pero el resultado no fue lo que ellas esperaban. Al contacto de entes con tal magnitud de influencia en el mundo y poder individual contrario, dieron vida a un ente nuevo, un ente mucho más poderoso que ellas con todas las características y poderes de algo a lo que un mortal llama un dios. Con la creación de este ser nuevo, la duda, avaricia y mala intención creció en sobremanera en la mayoría de los mortales.
            Cuando este nuevo dios ganó conciencia de lo que su existencia provocaba en los seres mortales, se alegró, y se auto llamó Chaos, siendo conocido como el dios del caos. Éste se separó de sus creadoras y comenzó a esparcir su nuevo elemento a todas aquellas personas que estuvieran desequilibradas en mente y sentimientos. Hubo más guerras y más muertes después de su existencia. La humanidad comenzó a darse cuenta de esto e hicieron una guerra en contra de Chaos, en respuesta, Chaos creó a tres seres extremadamente poderosos conocidos como los hijos del caos. Muchas razas fueron aniquiladas en esta guerra dejando sólo a los humanos, elfos, enanos y djurmanas como razas mortales y, a los ángeles y demonios como razas superiores. Las razas restantes, después de décadas de guerra, dieron por sentado que no podrían ganar a menos que pelearan hombro con hombro con un ejército de dioses, mortales y superiores, y así marcharon contra Chaos, derrotando a sus tres hijos y encerrando a éste en un plano inaccesible especialmente creado para ese propósito por el dueño del artefacto que une a los planos.
            Sin embargo, la existencia de Chaos no había desaparecido, pero sí menguado, haciendo que los efectos del dios siguieran en las razas. Muchos dioses murieron en la guerra o fueron olvidados tras ésta. Los demonios aprovecharon para consumir más almas y hacerse más fuertes, y las guerras entre las razas siguieron. Las diosas Luxatt y Ténelam enviaron un mensaje de tristeza y paz a todas las razas, y las razas llegaron a un acuerdo con ellas: “Nosotras dormiremos, pero si vuelve a haber alguna guerra a gran escala, despertaremos en cólera y manifestaremos todo nuestro poder sobre ustedes para controlarlos y terminar con los desacuerdos”. Todas las razas, también hartas por las guerras constantes, aceptaron el acuerdo y firmaron tratados de paz todos los líderes, salvo los demonios, los cuales sólo se guiaban por intereses personales y su adicción a consumir almas. Después del acuerdo, las razas migraron a diferentes continentes del mundo, se dice que los enanos son los señores del sur, los elfos se cree que fueron a habitar los boscosos continentes del norte, los djurmanas desaparecieron en los continentes del este y el oeste, los humanos se quedaron en el continente central, en el cual, fue la Gran Guerra del Caos; los ángeles y los demonios simplemente desaparecieron y los dioses se quedaron con sus tierras en los planos diferentes, pero directamente ligados con el nuestro.

            Los demonios, con el pasar de los años, a escondidas, lograban hacer que las razas mortales rompieran momentáneamente esos acuerdos de paz e hicieran guerras a pequeña escala, pero jamás lo suficientemente grandes como para despertar la cólera de Las Diosas de la Creación. Hay otras cosas por las que las razas en general se deberían preocupar, pero están cegadas por los desacuerdos que los demonios hacen entre ellas, cosas aún más fuertes y temibles que el mismísimo Chaos.